martes, 28 de febrero de 2017

No te vayas.



Hace tiempo conocí a alguien. Esa persona me hacía sentir el ser humano más feliz de la faz de la tierra. Cuando nos juntábamos éramos dos niños pequeños que solo disfrutábamos de la compañía del otro y de vivir. De ser felices. Íbamos de fiesta como cualquier adolescente, paseos por la playa, copas en cualquier bar, días de película… Éramos la pareja que todo el mundo sueña formar algún día.
El día 27 de Febrero decidimos ir a los Carnavales de Venecia. Siempre habíamos querido ir. Son únicos en el mundo.  La gente se olvida de todo y se centra en esta fiesta que desprende alegría, diversión y diversidad.
Cuando llegamos al desfile nos quedamos asombrados.  Cantidad de gente que había sin preocupaciones de lo que dijeran de ellos, siendo felices, viviendo la vida que quieren vivir. Y nosotros, juntos, disfrutando como niños, sin saber lo que iba a pasar después.
Íbamos caminando por la calle, agarrados de la mano, observando el desfile mientras reíamos. La gente nos miraba con una sonrisa embobada viendo lo felices que éramos en ese momento. De pronto todo el mundo se calló., ya no se escuchaban las risas, la música, los zapatazos de la gente que bailaba. Solo había silencio.
-Voy a ir a ver qué pasa- le dije a mi amante mientras intentaba soltarme de su mano, pero ella me lo impidió.
-No te vayas, por favor…- me suplicó mientras se acercaba a mí.
-No va a pasar nada- la tranquilicé soltándome de su mano y acariciándole la mejilla antes de irme de su lado.
Cuando esquivaba a las personas para intentar llegar a la parte delantera, observé que todavía había gente con la máscara puesta inmovilizada como si no le importara lo que pasaba, pero decidí no prestarle atención a ese dato y seguí caminando sin esperarme lo que podría encontrarme frente a mis ojos.
Un cuerpo desnudo yacía en el suelo y al lado, una persona con una máscara del siglo XI, como todo el mundo que había allí, pero cuyo dibujo y forma me resultaba familiar. Lentamente me acerqué mientras la gente me decía que no me acercara, pero tenía que saber qué es lo que estaba pasando.
-¿Se encuentra usted bien?-le pregunté al enmascarado, con miedo de su respuesta, mientras observaba el cuerpo que se encontraba a mi lado.
Un silencio se apoderó de nosotros y fue en ese preciso instante en el que recordé porque me sonaba esa máscara: la persona que me quedé observando antes llevaban la misma máscara. En ese momento, giré la cabeza y la observé a ella. Tenía el ceño fruncido pero estaba tan guapa como siempre, y fue en ese momento en el que se pasó por mi cabeza perderla, y nuestros ojos se encontraron, hasta que la voz del desconocido hizo que quitara la vista de ella para centrarme en él.
-Fin del juego- fue lo único que dijo cuándo todo se volvió negro.
Han pasado ya 7 años y lo sigo sintiendo como si fuera ayer. Nunca he querido saber qué fue lo que pasó, que fue lo que hizo que esas personas decidieran hacer lo que hicieron ese día. Solo he podido relacionar dos palabras: terroristas y bomba. Ese día perdí al amor de mi vida. Ese día perdí la mitad de mí. Ese día me perdí. Y hoy estoy aquí, luchando para que esto no vuelva a ocurrir concienciando a la gente de lo que puede pasar por no vivir todos juntos como una familia.


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