Hace tiempo conocí a alguien. Esa persona me hacía sentir el
ser humano más feliz de la faz de la tierra. Cuando nos juntábamos éramos dos
niños pequeños que solo disfrutábamos de la compañía del otro y de vivir. De
ser felices. Íbamos de fiesta como cualquier adolescente, paseos por la playa,
copas en cualquier bar, días de película… Éramos la pareja que todo el mundo
sueña formar algún día.
El día 27 de Febrero decidimos ir a los Carnavales de
Venecia. Siempre habíamos querido ir. Son únicos en el mundo. La gente se olvida de todo y se centra en
esta fiesta que desprende alegría, diversión y diversidad.
Cuando llegamos al desfile nos quedamos asombrados. Cantidad de gente que había sin
preocupaciones de lo que dijeran de ellos, siendo felices, viviendo la vida que
quieren vivir. Y nosotros, juntos, disfrutando como niños, sin saber lo que iba
a pasar después.
Íbamos caminando por la calle, agarrados de la mano,
observando el desfile mientras reíamos. La gente nos miraba con una sonrisa
embobada viendo lo felices que éramos en ese momento. De pronto todo el mundo
se calló., ya no se escuchaban las risas, la música, los zapatazos de la gente que
bailaba. Solo había silencio.
-Voy a ir a ver qué pasa- le dije a mi amante mientras intentaba
soltarme de su mano, pero ella me lo impidió.
-No te vayas, por favor…- me suplicó mientras se acercaba a mí.
-No va a pasar nada- la tranquilicé soltándome de su mano y
acariciándole la mejilla antes de irme de su lado.
Cuando esquivaba a las personas para intentar llegar a la
parte delantera, observé que todavía había gente con la máscara puesta
inmovilizada como si no le importara lo que pasaba, pero decidí no prestarle
atención a ese dato y seguí caminando sin esperarme lo que podría encontrarme frente
a mis ojos.
Un cuerpo desnudo yacía en el suelo y al lado, una persona
con una máscara del siglo XI, como todo el mundo que había allí, pero cuyo
dibujo y forma me resultaba familiar. Lentamente me acerqué mientras la gente
me decía que no me acercara, pero tenía que saber qué es lo que estaba pasando.
-¿Se encuentra usted bien?-le pregunté al enmascarado, con
miedo de su respuesta, mientras observaba el cuerpo que se encontraba a mi
lado.
Un silencio se apoderó de nosotros y fue en ese preciso instante
en el que recordé porque me sonaba esa máscara: la persona que me quedé
observando antes llevaban la misma máscara. En ese momento, giré la cabeza y la
observé a ella. Tenía el ceño fruncido pero estaba tan guapa como siempre, y
fue en ese momento en el que se pasó por mi cabeza perderla, y nuestros ojos se
encontraron, hasta que la voz del desconocido hizo que quitara la vista de ella
para centrarme en él.
-Fin del juego- fue lo único que dijo cuándo todo se volvió
negro.
Han pasado ya 7 años y lo sigo sintiendo como si fuera ayer.
Nunca he querido saber qué fue lo que pasó, que fue lo que hizo que esas
personas decidieran hacer lo que hicieron ese día. Solo he podido relacionar
dos palabras: terroristas y bomba. Ese día perdí al amor de mi vida. Ese día perdí
la mitad de mí. Ese día me perdí. Y hoy estoy aquí, luchando para que esto no
vuelva a ocurrir concienciando a la gente de lo que puede pasar por no vivir
todos juntos como una familia.
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